La foto, claro está, es una foto de un típico lugar de esos que parecen vivir mucho durante el verano y casi nada el resto del año.
Si usted es parte de esa clase media poco ostentosa que gusta de la vida tranquila y familiar, y no es habitué de otros lugares especialmente tranquilos como Mar de las Pampas, tal vez ya haya reconocido ese tan caro lugar y se le esté piantando un lagrimón al evocarlo y desear estar allí dentro de unos días.
El significado de la fotografía es revelar un lugar y un momento únicos, irrepetibles, símbolos del modo vacacional de vivir de nuestro cerebro. Quizás el mejor modo de entender el misterio de la vida sea aprendiendo de las vacaciones de verano, que nos muestran la fugacidad de todo placer, lo vano del oropel y la importancia del presente.
Esa vereda roja se enciende como doncella ruborizada al calor del contacto con cientos de ojotas a lo largo del día, que parece nunca querer terminar. Porque ojo que aquí, el día de la foto no era un 7 de enero, momentos en los que las veredas del centro se completan de gente paseando y comprando, la toldería "La Turca" se puede desprender hasta de los toldos a cuadrillé, los negocios de telefonía con gente todo el día, las pizzerías hacen el fervor popular y las heladerías son esos lugares a los que parece que todos los que estamos de vacaciones vamos. Siempre, la ubicación estratégica de esta calle a sólo una cuadra de la Avenida Costanera, es una ventaja adicional.
Hay una feria a dos o tres cuadras de este lugar. Una feria en la placita, una que está cerca de la avenida de la foto -probablemente la uno-, lugar muy tranquilo con artesanías -algunas muy lindas- y regalos en general, pero sólo fuciona de noche.
¿Y el banco de madera en la vereda, ideal para descansar un ratito? ¡Inconseguible en temporada alta! Así es el verano en este lugar de la foto, una localidad balnearia con las playas más anchas de la región, los locales de videojuegos rebosan de pequeños -y no tanto- visitantes y la vida parece ser por unos instantes perfecta para turistas y comerciantes, una muestra de sociedad colaborativa donde todos son ganadores, una forma en la que da gusto vivir.
El pequeño parque de diversiones ubicado en una esquina, a su vez dará la posibilidad de jugar a algunos de esos exóticos juegos de kermesse como el emboque el aro, y si se sigue derecho por esta calle uno se topa con el mundo mismo.
Habrá adivinado. Se trata de San Clemente del Tuyú.
