Este video turístico e institucional muestra todo el encanto y la fascinante belleza veraniega de las playas de la costa atlántica argentina.
La juventud con sus tablas de patinar por la arena -altiva muchachada amante de los deportes y la vida al natural-, las playas de la costa, las dunas que tantas caminatas recorren, los chiringuitos, los paradores -familieros o juveniles-, las bebidas, las piscinas, los atardeceres, las azuladas aguas costeras de Mar Azul, Las Gaviotas y Mar de las Pampas reveladas desde el aire, Villa Gessell y su muelle, el Faro Querandí, último reservorio turístico de la región al que no se accede más que por la playa, la hotelería de excelencia dispersada en todas las categorías de estrellas, cielo ideal para que el turismo vacacional pueda hacer lo que más desea: disfrutar, con esos super desayunos con alguna cosa sin sal, alguna cosa light, incluyendo cereales, ensalada de frutas, pan de salvado y toda la paraferminia del milenario rito en situación de veraneo, la juventud por la playa en busca de nuevas sensaciones, la Escuela de Surf -ese deporte tan zigzagueante-, el voley de playa, las jovencitas guapas, las mil mágicas formas del romper de la ola contra la costa, los balnearios con baños para discapacitados, la charla apartada junto al mar con propósito de romance, las exhibiciones de acrobacia de naves aéreas, las jovencitas en falda de jean y la parte de arriba de bikini verde pasando a nuestro lado, aparecen como en un caleidoscopio de imágenes mágico y cautivante cual si sólo le faltara música a la sucesión de imágenes, lo que no es el caso porque tiene.
La juventud con sus tablas de patinar por la arena -altiva muchachada amante de los deportes y la vida al natural-, las playas de la costa, las dunas que tantas caminatas recorren, los chiringuitos, los paradores -familieros o juveniles-, las bebidas, las piscinas, los atardeceres, las azuladas aguas costeras de Mar Azul, Las Gaviotas y Mar de las Pampas reveladas desde el aire, Villa Gessell y su muelle, el Faro Querandí, último reservorio turístico de la región al que no se accede más que por la playa, la hotelería de excelencia dispersada en todas las categorías de estrellas, cielo ideal para que el turismo vacacional pueda hacer lo que más desea: disfrutar, con esos super desayunos con alguna cosa sin sal, alguna cosa light, incluyendo cereales, ensalada de frutas, pan de salvado y toda la paraferminia del milenario rito en situación de veraneo, la juventud por la playa en busca de nuevas sensaciones, la Escuela de Surf -ese deporte tan zigzagueante-, el voley de playa, las jovencitas guapas, las mil mágicas formas del romper de la ola contra la costa, los balnearios con baños para discapacitados, la charla apartada junto al mar con propósito de romance, las exhibiciones de acrobacia de naves aéreas, las jovencitas en falda de jean y la parte de arriba de bikini verde pasando a nuestro lado, aparecen como en un caleidoscopio de imágenes mágico y cautivante cual si sólo le faltara música a la sucesión de imágenes, lo que no es el caso porque tiene.
